Durante el ya pasado verano, US News se hizo eco de un trabajo publicado en el Canadian Medical Association Journal: un estudio de casos-controles realizado en mayores de 65 años demostró asociación entre la exposición previa a moxifloxacino o levofloxacino y el ingreso hospitalario por lesión hepática.
Seleccionaron casos de pacientes >65 años, sin antecedentes previos de lesión hepática, que ingresaron por daño hepático agudo tras administración en los 30 días previos de uno de los siguientes antibióticos: moxifloxacino, levofloxacino, ciprofloxacino, cefuroxima axetilo o claritromicina. Por cada caso se seleccionaron al menos 10 controles de similar edad y sexo, tratados también con los mismos antibióticos, pero que no hubieran ingresado por daño hepático. Se incluyeron 144 casos, de los cuales 88 (61.1%) fallecieron en el hospital. Tras el conveniente ajuste multivariante, el uso tanto de moxifloxacino ( OR 2.20, IC 95% 1.21–3.98 95%) como de levofloxacino ( OR 1.85, IC 95% 1.01–3.39) se asoció a un incremento en el riesgo de daño hepático agudo, comparando con claritromicina. Este riesgo no se observó con el uso de ciprofloxacino ni de cefuroxima.
Ya en 2008 el Comité para Medicamentos de Uso Humano de la EMEA recomendó restringir el uso de formulaciones orales de moxifloxacino dado el riesgo observado de hepatotoxicidad. Recientemente también se han armonizado a nivel europeo las indicaciones y dosificación de levofloxacino.
Aunque la incidencia de daño hepático idiosincrático por antibióticos es poco frecuente, el constante aumento en el uso de fluorquinolonas observado en nuestro entorno , a veces poco meditado (ver uno de nuestros casos para reflexionar), y el uso habitual de las mismas en población mayor y pluripatológica debe obligarnos a ser prudentes y seleccionar de manera exquisita aquellos casos que puedan beneficiarse del empleo de estos fármacos.